arroz con leche

sitio para hombres solos o rechazados, sin suerte con las mujeres

miércoles, 8 de noviembre de 2006

El hombre perfecto para toda mujer:

El equipo de investigación del Arroz con Leche CS realizo una larga entrevista a multitudes de mujeres alrededor del mundo, que duró cerca de cinco largos años de trabajar día y noche. Que ocupo cerca de 13 anteproyectos y 18934 tazas de café. Pero al final nuestros miles de compañeros presentaron un documento enorme con más de 60 mil páginas, presentamos aquí el resumen de los primeros diez tomos.

Para esta edición, solo vamos a incluir unas cuantas, pronto ampliaremos con más detalles.

El hombre perfecto debe tener:

1. 16635 pelos en cada brazo, si tiene un vello más será tratado como un abrigo de camello, y si tiene un pelo menos perderá el atractivo cazador, no trate de entender como hacen las mujeres para saber esto, ya que lo saben por un complejo mecanismo de observación que venia en el ADN de la costilla que se le fue quitada al hombre por Dios para hacer a la mujer.
2. Debe tener el pie entre 15 y 20 centímetros más grande que el espacio entre la cabeza y la nuca.
3. Tener los ojos claros que por su tremendo color oscuro provoquen la más pura expresión del color miel propio de las esmeraldas verdes, en resumen prefieren cualquier color de ojos menos los de usted.
4. Ser divertido, pero no tanto como para hacerla reír y no tan poco como para no hacerla reír, también es rescatable decir que odian las cosas a medias.
5. Tener el pelo en el estado perfecto que no sea tan corto como el pelo de su papá ni tan largo como el de su tía. Por cierto es indispensable para que este factor se aplique, que usted no conozca al padre y a la tía en cuestión, y que si por sorpresa del juego de casualidades se da una congruencia en esto, entonces sepa que ellas no les agradan este tipo de sorpresas.
6. Ser sumamente sensible al asesinato de una foquita blanca en las costas de Canadá, la muerte de la mamá de Bambi, la destrucción de un derrame petrolero o lo más importante ser lo suficientemente sensible para saber que el no poder peinar el colocho rebelde del frente de su cabeza es más trágico que los ejemplos anteriores.

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